viernes, 29 de enero de 2010

4ª Experiencia "Los seis días" by Nat

Bueno, os dejamos con el costoso resultado de la última experiencia que os compartimos...es un poco en cachondeo ya que Aina nos lo puso muy difícil!!!! Aquí esta el resultado...








Me toca mi turno. Había pensado en contar alguna anécdota de la infancia, algún pequeño trauma no demasiado transcendental o situación íntima embarazosa pero dado mi carácter de matiz reservado y que para los cotilleos del corazón ya tenemos la vida misma, he optado por contar otro tipo de experiencia, en clave lúdica-informativa:

“Cómo conocí a Los Seis Días”

Yo rondaba los veinte años, es decir, acaecía el año 2004, más concretamente agosto de ese mismo año (otra cosa no, pero memoria tengo un rato). Por aquella época yo aún compartía piso con mis padres y mi vida en Barcelona era escasa, aunque no tanto sus noches. Solía frecuentar, a modo precariamente solitario, un bar llamado “Pigalle”. Y digo precariamente porque en realidad no quedaba con nadie pero siempre acababa acompañada. Sólo me dejaba llevar por la curiosidad y la música, dejándome caer en uno de esos rincones mullidos de penumbra con una libreta y un bolígrafo. Aunque lo pareciera, no era una pose. Era la manera de mantenerme sola y tranquila, aprovechando la ebriedad y los juegos de claroscuros surrealistas que se sucedían allí dentro para dejarme llevar por elucubraciones garabateadas en escritura automática. Supongo que de algún modo aún vivía en otra época.

Y fue en una de esas noches sinsentido cuando algo empezó a macerarse sin saberlo. Debían ser las dos y media de la madrugada, lo creo por el estado general de las asiduas y el mío mismo, a saber, bastante perjudicado. La música estaba zumbando a ritmo frenético, ya no quedaba nadie sentado en los sofás – si exceptuamos a aquellas a las que la noche ya les había abandonado– y las voces y caras se entremezclaban en la pista. Yo me desapegué de mi esquina y fui esquivando cuerpos y miradas – que ya empezaban a resultar conocidas - hasta la barra. Como no, estaba atestada. Me hice un hueco y esperé mi turno azaroso para pedir mi copa. De pronto alguien me toco el hombro. Esa noche había alguna conocida por la estancia pero esa cara no me resultaba familiar. Era una chica bajita, con gafas (como yo en esa época), acompañada de un par de amigas, que estaban sentadas al lado de la barra.

  • Hola – me dijo sonriente.
  • Ehm… hola.- yo estaba algo espesa y no tenía ganas de entablar conversación con desconocidas.
  • ¿Qué tal?
  • Pues bien, intentado pedir una copa – y realmente es lo único que quería en ese momento.

    Ella se me quedó mirando a la cara y soltó:

  • ¿Cuántas dioptrías tienes?
  • … ¿Perdona? – Esto empezaba a ser un tanto extraño.
  • ¿Qué cuántas dioptrías tienes? - dijo señalando a mis ojos amueblados.
  • Pues no sé, unas tres y algo. Tengo hipermetropía.
  • Ah…
  • Bueno, nada que me voy a pedir la copa que se me están colando – y si la conversación iba a desembocar en una disertación sobre las disfunciones visuales más me valía que estuviera bien cargada – encantada, adiós.
  • Oye, espera – pensé que si esa era su táctica para seducir iba un tanto desencaminada – te quería comentar una cosa.
  • Dime…[A la camarera: - un whisky con red bull]
  • Nada, resulta que unas amigas – señaló a las dos chicas que había sentadas detrás suyo- tienen un grupo y tocan este domingo por la tarde aquí. Era por si te apetecía venir, estará muy bien.
  • Ah, ok. Gracias, si puedo ya me dejaré caer – Me giré, cogí la copa y me esfumé entre las sombras. Aún creo que murmullaron algo las tres al pasar cerca suyo pero me desentendí por completo.

El tema es que ese domingo, el mismo domingo que aquella extraña chica obsesionada con las dioptrías me indicó que había un concierto, fue el último día con ese nombre. Hacía muy poco me había dejado mi pareja y quedamos para tomar algo. Estábamos por el centro paseando cuando me acordé de la noche pasada en Pigalle. Le expliqué la historia y lo del concierto y al final decidimos pasarnos a ver qué tal.

El bar de la calle Balmes, 90 estaba semivacío. La verdad es que el sitio de tarde y con luz parecía otra cosa. Nos pedimos una cervezas y nos sentamos en el sillón que quedaba más cerca del pequeño escenario que había montado. Encima del mismo había un ampli de bajo, uno de guitarra, sus respectivos instrumentos apoyados, un par de micros y una batería. Ésta última me llamó la atención porque era muy simple, ni siquiera llevaba bombo porque el batería había colocado el pie de éste bajo el goliat y lo usaba como tal. El teclado no cabía en el escenario así que estaba colocado abajo, perpendicular al grupo. Y en el suelo, al lado del micrófono había un saxo dentro de su funda. Y este dato, insignificante para el lector/a, fue bastante clave para lo que pasó después.

Mientras mi acompañante me comentaba alguna cosa me vino a la mente una conversación que había tenido hacía tiempo con alguien de mi pueblo. Me dijo que había una chica que también vivía allí que cantaba muy bien, tocaba la guitarra y también el saxo (eso entendí yo en el momento aunque luego descubrí que esto último no era realmente cierto). Me extrañó porque yo había tocado la guitarra con muchos grupos de ahí, en esa época estaba en dos bandas y conocía a casi todos los músicos de la zona, y más si era una chica porque yo era de las pocas que tocaban. La cosa es que al ver esa funda de saxo sobre el escenario pensé: “¿No será la cantante la chica de la que me hablaron?” Entre tanto el sitio se había llenado y el concierto estaba a punto de empezar, así que dejé la cuestión para más tarde.

Salió al escenario una chica algo tímida y desarreglada, con el pelo lacio por encima de los hombros, unos tejanos anchos y una camiseta. Creo que dijo algo al público. Cogió la guitarra y empezó a cantar unos temas ella sola. Todo quedó en silencio menos ella. Ella acompañada de esa acústica tocada de esa manera tan peculiar. Creo que ya empezamos a conmovernos. Quien me acompañaba y yo no perdíamos detalle y no nos atrevíamos ni a murmurar palabra. Tras unos temas en clave cantautor, salió el resto de la banda. De la parte rítmica se encargaban dos chicos, a la guitarra y al teclado dos chicas. Y con bastante seguridad, pese al sitio y a ser, como luego supe, su primer concierto, empezó a tocar la banda entera.

Me hizo gracia la teclista que marcaba el tempo bastamente con su pie enchancletado y refunfuñaba por el calor – que era insoportable – encarándose al único ventilador de la sala. De ella y los dos chicos se palpaba sus estudios de jazz, por la sutileza y los arreglos. De la guitarrista su viveza e innatismo. La cantante seguía algo introvertida pero nos regalaba toda su imaginería y recovecos de interiorismo a cada frase. El conjunto me gustaba, era una especie de pop naïf con un color mediterráneo, apacible pero cargado de algo como turbio de trasfondo.

Tras temas que luego sabré nombrar como “Soy tan feliz” o “Transición” el concierto finalizó. Se despidieron y la cantante comentó que en la barra se vendían las maquetas del grupo, de Los seis días de la semana (que así se denominaba inicialmente). No cabe decir que fui rápidamente a comprarme una copia. La caja era simple, de cartón pero como de caja con esas rugosidades onduladas – confío en vuestra capacidad imaginativa dada mi incapacidad descriptiva – y el CD era grabado. Sobre su base había escrito en permanente “Los seis días de la semana – Primer intento” y más abajo “Nere” acompañado de su número de teléfono.

Aprovechando que la cantante había bajado y hablaba con algunas personas del público, me acerqué. Aún me preguntaba si sería o no la chica de mi pueblo, además me había parecido alguien sumamente especial y quería conocerla, así que inicié una conversación con ella a ver si sonsacaba algo:

  • Hola, me ha encantado vuestro concierto – sí, poco recurrente, seguro que nadie ha formulado esa frase NUNCA hacia un músico tras su actuación.
  • Ah, gracias…
  • Ehm, nada, te quería comentar… tengo un grupo en mi pueblo, en XXXXXXXX, y montamos conciertos… no sé, si os apetece igual podríamos tocar juntos… uhm..
  • ¿Sí? Vaya, yo justo soy de ahí – ¡lo sabía! ¡Era ella! – estaría bien.
  • Vale, bueno, pues nos mantenemos en contacto. Tu teléfono es el que está en el CD, ¿no?
  • Ok, pues nada, hasta luego.

Y nada, nos fuimos, yo cogí el tren hacía casa escuchando su CD todo el camino (sí, en aquella época aún tiraba de discman, por suerte para ese momento). Miraba por la ventana y me imaginaba de qué lugar venían esas canciones, analizaba los matices… y pensé: “¿Sabes Natalia? Quiero tocar con ellos”. Realmente fue así, como las grandes cosas que me han pasado en la vida. Así que sin darle más vueltas le mandé un mensaje a Nere en ese mismo momento, explicándole lo mucho que me gustaba el disco y que si algún día, necesitaban a una guitarrista o lo que fuera, que contaran conmigo. Así fue, unos meses después me llamaron y empecé a tocar casi por primera vez el bajo con Nere, Aina y Cris (la dueña de ese saxo que nunca se tocó en ese concierto).

Luego la vida dio muchas vueltas, pasamos muchas etapas de idas y venidas y también muchos músicos hasta llegar a ser Los seis días, hasta hoy. Pero el hoy ya lo conocéis vosotros.

sábado, 2 de enero de 2010

3ª experiencia by Aina

Vamos con nuestra tercera experiencia, hoy nos la cuenta Aina desde Vigo. Vamos un poco fuera de tiempo ya que estamos girando y no podemos cumplir muy bien los horarios, seguro que lo entendéis.
Antes os dejamos colgado la demo de la segunda experiencia, hay que trabajarla mucho más, pero esperamos que la idea os guste.






Y ahora sí, os dejo con Aina:


Tengo una amiga demasiado parlanchina, demasiado extrovertida, demasiado desvergonzada... ayer me la encontré de casualidad por las Ramblas, andaba rápido y con cara de susto, me vio al otro lado y vino hacia mí gritando mi nombre sonriendo... me contó esta historia:

Resulta que mi amiga venía de visitar una conocida suya que le alquila una habitación. Después de mirar lo que sería su espacio y decidir cómo distribuir la cama, la mesita y demás, la conocida le quiso enseñar su habitación, estaba justo al lado de la suya. Abrió la puerta y le dijo: "Ésta es mi habitación". Mi amiga barrió con una mirada todos los objetos comunes a cualquier persona: unos libros, ropa por el suelo, la cama medio hecha, papeles encima de la mesa, una lámpara... pero uno de ellos le llamó la atención. Así fue como mi amiga cruzó la que no era su habitación exclamando admiración por ese objeto que le resultaba familiar. La conocida de mi amiga puso cara de asustada pero no dijo nada, de tal forma que mi amiga cogió el objeto sin pensarlo. Era una mariquita que da masajes, justo la semana anterior la estuvo disfrutando en casa del señor Elliot.
La tonta de mi amiga cogió el aparatejo, lo encendió y se lo puso encima de la cabeza mientras ponía caras de placer, la conocida de mi amiga enrojeció notablemente pero mi amiga seguía sin darse cuenta de que la situación empezaba a ser difícil y tensa. Fue al quitarse la mariquita de la cabeza cuando un olor harto conocido iluminó a mi amiga... La mariquita masajaedora... había masajeado un lugar... que no era una cabeza ni una espalda... mi amiga dejó el objeto otra vez a la mesilla de noche y salió de la habitación cabizbaja. Mi amiga se había restregado una especie de consolador por todo el pelo y la conocida no tuvo el valor de decirle: PARA! Ayyyyyyyy... mi amiga se lo busca, esto le dije: "Esto te pasa por toquetearlo todo..."
y esa amiga, cómo no, soy yo.

miércoles, 23 de diciembre de 2009

2ª Experiencia By Nereida

Bueno antes de contar mi experiencia, aquí tenéis la demo de la canción que nació gracias a vuestras experiencias de la semana pasada. Saludos a todos y esperamos que sigáis explicándonos cositas...nos encanta esta iniciativa.






Mi experiencia trata sobre el amor, en concreto mi primer beso.

Recuerdo que de pequeña era escrupulosa, igual que mi hermano, bueno mi hermano igual más, no bebíamos del vaso de otras personas, y cada vez que alguien nos besuqueaba, nos limpiábamos la humedad del rostro con el dorso de la mano, cuando veíamos películas en las que salían besos o bien poníamos cara de asco o bien nos tapábamos los ojos... Sin embargo la primera vez que besé a una persona me pareció todo lo contrario.

Debía tener 17 años, recuerdo que fuimos un sábado a coger el tren para ir a Barcelona, habíamos quedado todos los amigos para salir, y entre el grupo estaba la persona de mi devoción. Fuimos a un bar del centro, una taberna mítica de la ciudad condal donde te sirven toda clase de alcohol en cantidades industriales...recuerdo que salí de casa con 2.000 pesetas ahora 12 euros (de risa) y me cundieron para sacar mi parte más dicharachera e imaginativa, me encargué de sentarme al lado de "la persona en cuestión" y no podía dejar de mirarla... sus gestos eran lentos, majestuosos y disimuladamente intentaba no perderme ni uno. Lo pasamos genial entre risas y un entorno distinto al que ofrecía un aula de colegio.

Llegó el momento de ir a casa, me levanté y todo daba vueltas, recuerdo que la persona en cuestión me pidió un Smint, lo saqué del bolsillo y se lo di. Una vez en la calle y creo que todo fue producto de unas copas de más empecé a tocarle el pelo y al cabo de unos segundos nos estábamos besando. Todo fue rápido e inesperado, creo que estuve a punto del desmayo. sé que no es la mejor historia de un beso y tampoco fue el mejor, pero lo que sentí en ese momento primerizo no se ha dado más y ahora cada vez que como un Smint me viene el recuerdo.

Un abrazo!!!

lunes, 14 de diciembre de 2009

Primera experiencia Los seis días by Aimar

VOY A CONTAR UNA EXPERIENCIA QUE TUVE EN MI TIERNA INFANCIA, DIOS QUE RECUERDOS.

CUANDO ERA CHIQUITIN, MI PADRES ME DESTERRABAN TODO EL VERANO A LA PLAYA. Y CUANDO DIGO TODO EL VERANO EN LA PLAYA QUIERO DECIR TODO EL PUTO VERANO EN LA ARENA DE LA PLAYA DURANTE HORAS INTERMINABLES BAJO UN SOL CANICULAR.
COMO EL ABURRIMIENTO ERA INSOPORTABLE Y EL CALOR TAMPOCO AYUDABA DEMASIADO MI UNICA ESCAPATORIA ERA METERME EN EL AGUA CON MIS GAFAS DE BUCEAR CONTEMPLANDO TODO UN MUNDO SUBACUATICO QUE DESFILABA ANTE MIS OJOS SIN MOSTRAR NINGUN INTERES POR MI.
LA APASIONANTE SENSACION DE ESTAR CARA A CARA CON UN CALAMAR QUE NO ME DECIA NADA ACABO POR HARTARME Y COMO TENIA UN CUCHILLO QUE HABIA ROBADO A UN FORNIDO SUBMARINISTA, DECIDI IR A CLAVARLO EN UNAS ROCAS PARA COJER MEJILLONES.

ALLI ESTABA YO CLAVANDO EL CUCHILLO CON PARSIMONIA CUANDO DE REPENTE UN CHORRO DE TINTA NEGRA FUE DISPARADO DIRECTAMENTE A MI CARA ANGELICAL DE NIÑO BUENO. ME VI ENVUELTO EN LA EYACULACION OSCURA E INFERNAL DE UN PULPO AL CUAL HABIA CLAVADO EL CUCHILLO SIN QUERER. FUE UNA EXPERIENCIA ATERRADORA PARA LA QUE NO ESTABA PREPARADO, VAMOS QUE ME CAGUE VIVO.

SALI DEL AGUA LLORANDO COMO UN POSESO TODAVIA CUBIERTO POR LOS RESTOS DE AQUEL ORGASMO DIABOLICO Y VI QUE MI HERMANO ESTABA PESCANDO TRANQUILAMENTE EN UNAS ROCAS. DECIDI IR CON EL PARA VER SI LA SUPUESTA PAZ ESPIRITUAL QUE EXPERIMENTA UNO AL PESCAR CONTAGIABA ALGO DE CALMA A MI SOSEGADO ESPIRITU.

TODAVIA CON LAGRIMAS EN LOS OJOS, TIRE DE LA CAÑA A VER SI PICABA ALGO. PASADOS UNOS MINUTOS ALGO PICO Y EMPECE A RECOGER HILO PARA VER QUE ERA...I JURO POR DIOS QUE ERA OTRO PULPO INMENSO QUE QUEDO COLGANDO DEL ANZUELO SOBRE NUESTRAS CABEZAS Y ABRIO LAS PATAS DE FORMA AMENAZANTE ERA COMO UN ANGEL EXTERMINADOR QUE HABIA VENIDO A VENGAR A SU COMPAÑERO, O ESO CREIA YO. LA IMAGEN ERA ACOJONANTE Y ARROJE LA CAÑA A TOMAR POR CULO GRITANDO HISTERICO EN UN MAR DE LAGRIMAS.

NUNCA JAMAS HE VUELTO A COMER PULPO.

AIMAR.

Os invitamos a que nos contéis una experiencia similar, arriesgada, en la que pasarais miedo o una situación de cuando fuisteis niños.

lunes, 7 de diciembre de 2009

Chicos!!!, estamos preparando canciones para el segundo disco, todavía queda tiempo para esto y aunque ya tenemos muchos temas, queremos que de alguna forma participéis en nuestro segundo disco. Es por esto que hemos abierto el blog de "experiencialosseisdias" a modo de intercambio cultural, la intención es que nos contéis vuestras experiencias, las anécdotas que os han marcado o las que os han dejado boca abiertos, las graciosas, las que os han emocionado de cualquier forma. Aquellas que nos inspiren las transformaremos en canciones al puro estilo de Los seis días y las publicaremos en nuestro próximo disco. Esperamos que os haga tanta ilusión como a nosotros, lógicamente, los inspiradores saldrán en los agradecimientos del disco en categoría de "musa" y serán los primeros en recibir el segundo disco de Los seis días.
El funcionamiento del blog será el siguiente:

Cada lunes, un miembro del grupo explicará una experiencia propia y a partir de ahí podréis explicar la vuestra, siempre con un hilo conductor. Por ejemplo, si Aimar explica lo que pasó en su primera borrachera, vosotros tendréis que explicar vuestra propia experiencia y como la percibisteis y el lunes siguiente colgaremos una pequeña muestra de lo que nos habéis inspirado junto con la siguiente nueva experiencia. De todas las canciones se elegirán dos que serán para el disco y tendréis que proponer el título. Pero esto ya lo explicaremos más adelante. La forma de explicar vuestra historia depende de vuestra creatividad, aceptamos fotos, vídeos, poesía o simplemente en relato.

Os sugerimos que os hagáis miembros y os subscribáis a este blog, para no perder detalle.
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